Ámate a ti misma: razones para no ser “la otra”
Si has estado pensado en tener una relación sentimental o sexual con un hombre que ya está en una relación formalizada, o has caído ya en este puesto, puede que necesites reevaluar ciertos aspectos de ti misma. Estar en dicha relación puede resultar sencillo para aquellas mujeres que sólo buscan satisfacción y no la presión de un compromiso, pero puede ser agotador para aquellas que han caído bajo esta situación por promesas falsas, por ilusión, entre otras razones.
Razones para no ser “la otra”: antes de siquiera pensarlo, recuerda estos consejos
- Por muy crudo que suene, la única función que tiene “la otra” es la de satisfacer lo que el hombre no encuentra en lo que ya tiene. Esto significa que sólo eres un objeto, el hombre no busca tu bienestar, sólo busca beneficios para él mismo.
- No te respeta. Por más caballeroso que se porte contigo, sólo lo hace para conseguir lo que quiere, y no porque realmente le salga del corazón hacerlo. Una de las razones para no ser “la otra” es que él no respetará tu dignidad como mujer ni como persona.
- Él sabe que tú estás dispuesta a cualquier cosa por él. Sabe que puede tenerte a la hora del día que él quiera, y esto le hace sentir una especie de poder del cual no querrá salir. Una de las razones para no ser “la otra” es que sólo existes para él en determinado momento cuando necesita algo de ti, y sabe que podrá conseguirlo.
- Esto afecta tu autoestima. Por más increíble que sea la aventura al principio, pronto empezarás a cuestionarte a ti misma. Empezarás a preguntarte por qué si tanto “te quiere” no termina su relación formal para iniciar una contigo. Puede que te haya hecho promesas que aún no ha cumplido, y eso te hará sentir que no tienes ningún valor.
- No debes hacer lo que no quieres que te haga. Esta es una de las razones para no ser “la otra” que siempre debes tener en mente. No te gustaría que, teniendo una relación de años, tu pareja comenzara a tener otra mujer. Ponte en el lugar de la persona que está siendo víctima de la infidelidad, y ni siquiera querrás volver a mirar a ese hombre.